Esa no era yo y era yo al mismo tiempo. Mis manos apretando una cintura apenas conocida, mi cabello al viento. San diego se ve tan distinto desde esa perspectiva. Tus manos bien apretadas al torso de alguien, tus piernas rozando las suyas, posición derecha, mi casco tropieza con el suyo, risas necesarias. Me dijo que iría espacio por ser mi primera vez (pero quien no dice lo mismo?) yo siento la velocidad en mi cara y es como si eso me ayudara a deshacerme, desasirme de todo lo pesado que se me ha ido acumulando en los últimos 27 anos.

Dijo: eres especial, quisiera ir despacio. Pero presiento que contigo es imposible.

Dijo varias líneas así, cursis, inteligentes, que en una noche de luna llena con las ramas de las palmeras mirándome directo a los ojos no pude desmentir.

Cada uno de sus tatuajes tiene una historia –fenomenal- pero el no lo sabe todavía.

La tumba de su madre dice La mariposa es libre, quiero ser libre. Me pide que no me desaparezca de su vida, que eso dolería. Mi pide que viva 120 o al menos 95 anos, que sea eterna.

Yo pienso que todo es muy bonito para escribirlo como subtítulos en sus libros de comics o poemas caricaturizados. Pero para alguien como yo saliendo del trabajo en un martes cualquiera, donde todos piden, demandan: -Gema puedo? -Gema quiero- Gema escucha, quedate, Gema Si. -no te dejes. Despues de un dia lleno de este tipo de peticiones, otro tipo, aunque me pongan en un altar no dejan de ser peticiones, demandas. Demasiado para un martes de luna llena.

Gracias por el viaje.