May 27, 2008

Las cuerdas de otras manos me persiguen al igual me pesigueen todavia algunos recuerdos tercos. Lo se, lo siento perfectamente cierto como cuando de nina sentia y me asustaba por mi propia sombra perseguida. Corria al ver mi cabello, entonces rizado, -antes de los piojos y de la limpieza de los Buenos tiempos- y gritaba que alguien mas me persecution. Persecusion que nunca paro. Despues, con el tiempo y ya un poquito llena de complejos, estaba segurisima que era la sombra de la nina de 2do que me gozaba torturer. Dire que se llama Edna porque asi es como recuerdo el donido de su nombre, aunque se perfectamente que no lo es. Como se bien que jamas lo recordare. Edna pues, inicio el juego que mas adelante yo aprenderia tambien que lo adopte como mio: el juego de ser la victima.
Por mas que intento no logro recordar como inicio, solo recuerdo que entrando el ano me sentia obligada a llevarle cartitas para su coleccion del Album del Profesor Jirafales. Creo que de aqui en adelante inventare lo demas pues bloquee de mi mente como es que conseguia el dinero para hacerme de dichas cartitas. El hecho es que cada lunes, justo despues del himo y el paso de la escolta -ninas perfectas sin ninguncerrito en su coladecaballo- le daba mas de tres cartitas en las que figuraba el mas alto personaje del Chavo en diferentes posiciones: con su regla de maestro, con el dedo apuntando y escenas asi iban directo al album empastado de Edna. Ella estiraba la mano sin sonreir y me decia: Saluda! Sena que significaba que yo debia saludarla con la mano en mi frente y mis piernas juntas sin moverme.
Compartia con ella lapiceros, y todo lo que a ella le gustaba de mis utiles escolares. Y yo no decia nada no por miedo, sino por respeto.
Edna, de alguna forma, representaba algunas de las cosas que yo queria a mis 7 anos y medio. Tenia la atencion (al menos en mis ojos) de sus dos padres. Era hija unica y siempre me repetia los beneficios de no compartir los juguetes con nadie. En realidad yo no lo entendia, pero le creia. Edna tenia el cabello muy corto como de nino y era muy deshinibida, se sentaba al principio de la fila y se llevaba bien con los ninos. Edna no era una nina bonita pero junto a ella, yo me sentia la mas fea rara flaca y grenuda de toda la Juan Escutia.
En esa epoca, por alguna razon, mi madre nos enseno y acostumbro a rezar el padre nuestro por las noches. Recuerdo disfrutar aquella fe infantil que aunque temporal, me ayudo a desahogarme y hablar con alguien del grado de manipulation y chantaje en el que me iba hundiendo poco a poco. Recuerdo que entre otras cosas, pedia en silencio y de rodillas en la cama: “por favor, quiero pasar a cuarto de primaria, por favor que edna y yo no estemos en el mismo salon nunca mas”.
Hubo una escena en particular que me hizo sentir por primera vez el sentimiento de culpa como hija. Un dia de los mas calurosos del Mexicali que era, cuando yo era, llegue 3 horas y media tarde a la casa. Mi madre preocupada y yo mas morenita que de costumbre llegue despues del mas largo regreso a casa que recuerdo con zapatos que no eran mios. Zapatos chatos y pesados. A Edna le gustaban mas los mios asi que se los di por un dia despues de estar en su casa por horas, pues se sentia sola. -Yani, si te gustan esos zapatos solo me lo hubieras dicho, yo te puedo comprar unos. Me odie mucho. Me odie por no tener el valor de decirle la verdad a mi madre y dejar que pensara que no me conformaba con lo que tenia. Jamas, ni si quiera cuando vinieron decepciones reales en el futuro, me senti tan mala y de desagradecida hija como entonces.
Entre todo esa obscured infantile que me inundatal habia algo que me devolvia esa fe que anhelaba. Los recreos. Eran momentos en los que me podia escapar por algunos minutos y corria a encontrarme con mi hermana tras el cerco que separaba el Kinder y la primaria. El solo hecho de verla sonreir y divertirse con ninas que parecian normales me daba una paz que hasta ahora entiendo. Paz que hasta ahora me sigue calmando. Los encuentros tras las cercas que dan aliento.
No se en que momento, el letargo del Segundo ano se acabo. Un dia sin anuncio llegue a un salon diferente con 2 ninas normales sonrientes. En ese momento no se acabaron mis miedos. Pero deje de ser aquel titere, su amistad me corto las cuerdas.
Ahora, cuando paso a otros niveles de mi vida, me sigo encontrando a mi misma atada a esas cuerdas invisibles de estar con alguien sin querer. De atarme al recuerdo por masoquismo. Para seguir encontrandole un sentido a este guinol infantil de relaciones tortuosas en que aun me encuentro.

The lesser blessed

I have to tell you something, I said, I’m not going to lie, I have to tell you I have this god-shaped hole in my  heart, and I think you do ...