Oct 29, 2005

Octubre

Talvéz son mis sugestiones del mes.
Lo cierto es que en un mes como éste, hace años, me encontré.
Empecé a darle presencia a mis deseos y hoy, al ver la película que compartimos, descubrí atónita entre boletos del cine empolvados: la nostalgia. Otra vez.
En octubre, sin disponer de voluntad, te sigo recordando.

Motivos verdaderos

El antes y el después hoy me parecen un sueño. Lo que hoy valoro fue ese momento compartido que me develo lo verdadero. Antes de irme, planeé e idealize mi viaje. Iba con ideales específicos. Vislumbraba mapas hundidos en los gritos del alba, pero nunca me imagine el alba en mi espalda. Pase por tantas especulaciones. Para al fin darme cuenta que las miradas encuentran el mejor significado de un idioma. Alargando la noche con tu acento y mi silencio, conocí el verdadero motivo de mi viaje: estar en la esquina de lo incierto, compartiendo contigo sopa en vaso, sin saber a que hora partiremos.

Oct 27, 2005

El amor después del amor.

Cuando la depresión se pone de moda, es cuando me percato de lo absurdo de mi risa. De lo cínica que aveces se vuelca la vida. Mientras veía Samy, no dejaba de compararlo con los locos que siempre me han desquiciado: aquellos a quienes parece no importar nada; que absurdo es mentirse a sí mismo. Eso rebasa la mentira. La mentira más allá de la mentira. Por lo que, muy lejos de acercarme a estereotiparlo, basándome en que es argentino, diré que me he enamorado de su sinsentido. Ese aire de Mr Bean que no cae bien, mezclado con el porte de Bosé, (de un Bosé apático con descuidada dentadura) es decir, nada que ver con mi Bosé, hacen despertar la esperanza en lo ridículo. Me hacen creer en la depresión como forma de vida. Samy, me hizo creer, en la ilusión de la cinéfila inocente que vive en mí, que todavía se puede vivir sin ser recurrente. Mi hizo tener confianza en mi y en mi locura. En encontrar algún día como Páez: el perfume que lleva al dolor.

Oct 26, 2005

Carajo

Ultimamente, mas que antes, sigo pensando en los epígrafes. En lo mucho que me gustan. En lo que disfruto escogerlos, hacerlos mios, persuadirlos. Hay un grupo, creo que argentino, que no me gusta, pero tiene una frase citable, un epígrafe que es perfecto para Novo, para Virulo y los absurdos:

Es terrible lo que el hombre puede hacer!
Un amor se convirtió en la cárcel ideal,
Es irónico pensar que eso sea verdad,
el triunfo fue perder la derrota fue ganar,
conseguir lo que buscas puede ser lo peor, lo peor!
saltando frente ati
va la ironía con todas nuestras miserias encima.

Ironía (Carajo)

Mis sugestiones sobre Novo

Novo es poeta en Neverland. La prosa que yo amo no amanece jamás. Legando desafíos temáticos que a los de su época dejarón fríos. Reafirmando con Mirada irónica, lo que el buen Virulo evoca: “el humor no distrae:concentra; el humor no acepta: cuestiona; y finalmente no gratifica: inocula el veneno de la duda”. Mi encuentro con Salvador y el humor, hoy convertido en passion, dieron pauta a la sátira Mirada con que mis desvelos se descalzan. Las palabras de Novo y yo nos desvelamos juntas. Esperamos encontrar absolución a las culpas incensatas que nos mantienen vivas. Alertas a los indicios de madrugada en la poesía sin salida. El laberinto es lo que me inquieta: palabras en declive que presagian pesadillas.

Mis letras de Emergencia me parecieron obsoletas. No quiero, al igual que Benedetti: “ensuciar las palabras para no quitarles su sabor”; me limpio bien la boca al ensayo pronunciar. Me incorporo esperanzada en encontrar el sentido de la noche, en dibujar con palabras las sombras de la angustia que me ahoga.

A la distancia, y, según los críticos, de todos los Ismos, su consentido fue el Nacionalismo. Sus meditaciones y sugestiones con humorismo diestro, suspendieron por un momento, situaciones socials que enmascararon sus ancestors. Por su parte, Villaurrutia y Gorostiza encomiaron su astucia.

La hibridéz de géneros y sentimientos que en él, más de una vez, se funden en sonetos, develan facultades de burla de las otredades. La novedad del ensayo de Novo consiste en la transformacion de letras y ciudades, misma que tematiza en su crónica impía.

Oct 25, 2005

Vida entera vivida en el cliché



Regresa cada vez que no lo pido. Se cuela disfrazado de esperanza en mis textos vacíos. Me descubro incrédula, huyendo de su sombra que me ahoga, me persigue, me atormenta. Me calmo pensando que estoy soñando, sin embargo, esa frase obvia "esto ya lo había vivido antes", me remite a concebir ese sueño como un cliché de la realidad. Ese cliché que nunca hubiera querido ser. Pero, he ahí nuevamente esa vocecita interna que me susurra: "Si yo hubiera", El afamado cliché del HUBIERA. El inconsciente que me avergüenza reaparece, mi inseparable sombra, mi: “Yo-Cliché". Mi lucha es incesante... me enfrento a él diariamente, me resisto, me convierto en frígida y sorda ante su voz; pero el se impone. Es, al final, más fuerte que yo. "Se que no quieres, pero no tienes opción, sólo te quedo yo: tu vocabulario, imaginación y acervo cultural no dan más, los maté!" Y mi lucha consiste en intentar hablar y escribir con originalidad, en no temerle a la crítica y/o admiración de los "otros". Muero en el intento. Lo escucho con atención y morbo, antes de emprender nuestra eterna disputa. Y, por un instante, mi Yo-Cliché y yo somos uno mismo. Decimos a la par, la palabra o frase trillada, aburrida, predecible: la inevitable ficción del cliché hecha realidad.

Intentar salir del engranaje sombrío de las frases hechas que emite el Yo-Cliché por mi vía, es causal de luchas esta vez externas, ya no conmigo misma, sino con los otros. Esos otros que no luchan ni consigo mismos, ni con su propio Yo-Cliché que estoy segura han de tener. Mantengo una lucha con ellos en donde nadie gana, a excepción del cliché. En ese momento él no participa: el que calla otorga, si, y gana, añadiría en este caso.

Lo conozco desde siempre y he aprendido a entenderlo. Lo escuché antes de poder emitir sonidos. Pero, mi queja siempre será que se aparece cuando nadie lo llama.

Y la vida sigue, con planes, parejas y trabajos clichés, de la que sólo puedo escapar, escapándome de mi misma. Mi personalidad va en decline, gracias a él, en el precipicio de la repetición como forma de vida y muerte. La repetición de hacer cosas por hacer (cosas clichés) lo peor para mi y lo mejor para el Yo-Cliché es conocer personas clichés. El se empeña con entablar conversaciones y relaciones llenas de amor y estabilidad: Clichés! La muerte misma es un cliché, donde sólo él sobrevivirá, reencarnando en palabras, amores, trabajos, en él mismo. Mi lucha terminará si esa vocecita desaparece un día, y eso sólo lo lograré mirando a un futuro sin él, o con un “Yo Cliché” menguado por la soledad y desprecio de quienes como yo, ya no quieren lamentarse por los clichés que fueron o dejaron de ser, porque vivir en el cliché es vivir en el pasado.

El matrimonio

“Existe otra soledad, una que no es propia.
Es aquella, inmensa e insondable, que
resulta de haber nacido en un mundo
ajeno, en un mundo diseñado para otros
que no son los de tu especie. Donde a priori
te instalaron como a un ser de segunda categoría”.

Marcela Serrano
Las mujeres solas es una réplica ante la dramaturgia acuñada por los hombres. Ante un sistema patriarcal en la realidad del siglo XVIII.
Pero la preocupación hoy es la misma: la soledad femenina.
El matrimonio es un cautiverio. Lo fue y lo sigue siendo. Pero mi pregunta, después de la lectura es la misma: ¿Que tan verdadero y eterno es el matrimonio?
Advertencia: No se equivoquen. Esto no es una remedo de una Declaración feminista. Ni tampoco quiero ser las Antonia que un siglo más tarde, es la bandera de la cinematografía lesbiana. Yo sólo plasmo lo que veo. Lo que vivo y me presiona. El matrimonio termina al fin siendo: Otra institución que me da miedo.

Pequeño instructivo para despedirse con estilo

Lo peor del amor cuando termina,
son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas en la almohada.
Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales,
no le siguen dos puntos suspensivos.

Joaquín Sabina.



Las despedidas duelen cuando no se justifican. El ciclo vital de un ensayo corto se aprecia si es preciso y sintetizado. Es como escuchar mil explicaciones de tu partida, me obliga a flotar en el porqué inexplicable. El escudriñar en las razones por las que algo termina no me conduce a la verdad, sino a encontrar distintas versiones: seguir flotando.

¿ Para que agotar explicaciones? me pregunto, cuando es tan fácil decirme algo inesperado que me dejará tranquila sin deseos de escuchar más. Torri me dio la pauta a través de Circe. Entendí que mientras más intentabas alejarme, se producía el efecto contrario, y viceversa.

Ahora lo entiendo todo: Tu estilo sobre mí consistía en dominar la forma. El arte de la conversación. El mantenerme flotando en la vaguedad de tus ideas. Insertando una razón, una clara intención, me tenías absorta. Y, al igual que Ibarguengoitia: “nunca había pensado en la chute”, al menos no en la tuya. Recordando a Torri lo reafirmo: “ahuyentaste de mi la tentación de agotarte”.

Tu chute ha sido clara, precisa, pero sobre todo: inesperada. Lo hace más intenso: El no tener nada que recriminar pero sí que debatir. Mis despedidas serán así desde este momento.

Plagiaré tu estilo para lograr una impresión asombrosa y debatible que obligue a los espectadores de mi vida a admirarme como yo te admiro. Por el simple hecho de haber tenido un propósito inicial que nos obligó a terminar inesperadamente el ensayo de nosotros mismos. A tomar con mesura el inevitable adiós.

Como Torri, no pretendo llegar a las multitudes. Busco llegar a mí misma a través de los malabares de la vida. Aterrizar, flotando en el circo de Circe de la muerte.
Hablando de la belleza que no dura, recordé lo efímero de su búsqueda. A veces, asemejándonos a la búsqueda inquisitiva en que Sabina tuvo cuando joven, esperando escribir la mejor canción del mundo, adoptamos posiciones diáfanas, erróneas que terminan siempre en el desgaste interno. En pretender alcanzar la pureza inerte, esa que no volverá. Hoy así me resuelvo: entre la discrepancia del hubiera y del ¿Querrías?

Oct 13, 2005

Me siento perseguida. Ultimamente. Como casi siempre. Anoche entraba al cafe y, justo en la puerta donde acostumbro mirar haciendo que no miro, pero miro, peor miro, descubrí mi bolsa abandonada a su suerte. Tanta es la insignificancia de mis cosas, que pasaron ya dos años (dos años de pérdidas y de miserias) y mi bolsa sigue ahí. Sin emportarle a nadie. Sin importale a mí. Guardando dentro tu adiós con excusas y cafe tibio. Tu adios con sabor a doble shot de expresso. Amargo pero me despierta. Hoy, al encontrar mi bolsa, me divorcio de tu sombra.

The lesser blessed

I have to tell you something, I said, I’m not going to lie, I have to tell you I have this god-shaped hole in my  heart, and I think you do ...