Jun 5, 2006

Verify me

Después de aquella noche en que la boca no emitió plegarias, arrepentimientos, reproches y demás adjetivos que salen de una noche de alcoholes, no tuve mas remedio que cerrar los ojos y quitarme decadas de tradiciones que impedían liberarme. Es lo único que se puede hacer después de haber caminado toda la tarde, de haber llorado por la injusticia que ni siquiera me correspondia, de estar sola contagiándome con el olor que de los otros robo, que me inyecta vida –momentánea adrenalina- que con convicción aspiro. Mi cabeza no escuchaba remilgos. Después de ese largo camino con el, después de compartir más que la cama: la vergüenza bajo la almohada, me encontré con muchas cosas por decirte en la mañana. Como por ejemplo, decirle que me gustaba su caminar, muy a la “pingüino de trapo”. Estabas helado, Verde. Frío color pistacho fuera de temporada. Que había algo en su trato que me recordaba a mi cuando creía en el buen trato. Que fue buena idea comprar mas de dos cervezas y no explicarme como perderme sola en los trenes inservibles, donde no dejabas que los edificios y la categoría de lo antiguo cayeran sobre mi espalda, no dejaba que se cayera el muy arraigado estereotipo. Si bien, a la boca (la mía, pues me condena hablar de la tuya) le hizo falta creatividad, es decir: esgrimir la verdad, a la noche le faltaron 2 días y así, nos fuimos sin más, nos fuimos al no lugar.
Lo único imperdonable seria el arrepentimiento, no solo de un momento, sino como forma de vida. Lo imperdonable seria no perdonarme. Seria cargar con los pasajes como si fueran reales, como si no me conviniera olvidar.
Tu adiós se convirtió en intercambio de correos, de abrazos y ojos sabor betabel y despedida.
El mió, en huida.
Pasa un tiempo.
Pausas del tiempo.
Y me decido a escribirle para decirle ese Gracias, o simplemente, que sus ojos me gustaban. Su correo no existe. Se me regresa. Se me regresa ese Gracias. Se me regresan mis burdas esperanzas. Se me regresa esa noche y regreso al sueño, al sueno y al mundial.

No comments:

The lesser blessed

I have to tell you something, I said, I’m not going to lie, I have to tell you I have this god-shaped hole in my  heart, and I think you do ...