Sep 6, 2006

La Boda

Boda: ceremonia por la que dos personas se proponen convertirse en una,
una se propone convertirse en nada, y nada se propone volverse soportable.

Ambrose Bierce, Diccionario del diablo.


No me había dado cuenta de la fecha. Ya es seis de septiembre, ya pasó tu boda. Y así como han pasado, también se han regresado un par de cosas. Pasó aquél día terrible en que no dormí nada por pura decidía de dormir. Pasaron las fechas límites, preocupaciones, en fin. Pasó la muerte y dejó y regreso algunas otras. La muerte fue muy serena. Se llevó lo que creyó preciso. Algunas veces le falta criterio. Dejó por su parte mejores personas. Abrió sentimientos, junto a los peleados. Unió familias, junto partículas flotantes de las almas de otros. Pasó un deseo que aun no he logrado descifrar. Pasó un recuerdo con disfraz conocido: pasó él. Lo dejé irse otra vez.

Entre las pocas cosas que han empezado a regresarse, apareció una amiga en común que me dió la noticia de tu boda. Ya lo sabía. Siempre para ese tipo de cosas he sido muy intuitiva. Algo de lo que no me siento orgullosa. Al contrario, me hace sentir aturdida. Nada me ha tomado por sorpresa y creo que desde el principio fue así. Porque si hacemos cuentas, llevamos exactamente 5 años sin vernos. 5 años que tu llevas con tu ahora esposo. Como decía, todo ya lo intuía. Intuí por ejemplo, que aquél día en que me esmeré tanto en mi arreglo, la comida y una que otra tontería después de navidad para recibirlo, él no llegaría. No sé que fue, pero lo sabía. O talvés todo se volvió más preciso cuando 3 horas y media más tarde ni siquiera contestaba su máquina, la comida se había enfriado y yo despeinada. Amanecí con la ropa puesta aún. Me debí de haber tomado una foto aquella mañana. Sólo para reírme de mí misma cuando me haga falta. De mi cara desencajada, mi cara de preocupación mezclada con rabia y maquillaje negro corrido por los ojos. Y pese a que no me tomé ninguna foto, tengo mi foto grabada para las emergencias. Cada que estoy a punto de caer-creer o querer un poco, mi cabecita solita prende el conjunto de imágenes y me las pasa. Y pues ya, me rió por días a carcajadas. Me río por reírme así. Por tener que recurrir a este tipo de mecanismos para sobrevivir. Me río de mí.

Después de aquella mañana, también empecé a intuir que algo en ti no estaba bien. Digo, porque una cosa es que nos hayamos sentido la una con la otra por tu falta de ideas, de decisión, etcétera. Y otra, (muy distinta) que no te comuniques ni nada. Todo empezó a parecerme extraño. Tú visita aquél día en la biblioteca, por ejemplo. Llevabas contigo a una nueva amiga, recuerdo haber sentido celos. Recuerdo haberme sentido muy sola. Pero bueno, hubo encuentros así, raros. Encuentros en los que yo me apresuraba a resumirte mi vida y tu, tu volteada siempre a otro lado. El cielo también, de repente se ponía negro.

El seguía sin comunicarse o me hablaba a medias. Yo seguía muy sola.

Aquél 9 de enero cuando mi intuición se confirmó, ya no quería estar sola, pero era muy tarde. El dijo: “lo siento, me das un abrazo”. Yo le di el abrazo porque como te díje: estaba muy sola. Tú no dijiste nada. Hasta unos cuantos años más tarde. Tu silencio mató algo por dentro.

Hace unas semanas cuando supe de tu boda, supe también que jamás podría ir. Pero no por lo que creo que piensas, ni por lo que piensen. Jamás podría ir porque tengo una relación rara con las bodas. No significa que sea alérgica a ellas, es sólo que hay algo en mí que las bodas repelan. Talvés sepan de mi falta de fe en ellas. Sí, eso debe ser. Seguro sienten la mala vibra y se ponen a la defensiva. Hasta yo lo haría.

Aunque, haciendo realmente un recuento, mi relación con las bodas mas que vergonzosa, ha sido incomoda. Creo que de ahí proviene la maleza.

La primer boda en la que me sentí incomoda fue en la de mi madre. Se casaba con un hombre. Punto. Eso como que no me cuadraba. Mi madre casada. Eso auguraba un hombre en la casa. Recuerdo muy arregladita la casa de Tuxpan. Todos arreglados y pintados. Yo escondida tras un arco. Mordiéndome las uñas. Mantenía la mirada fija en la foto que me quedaba de frente: Zapata. Un póster que yo veía inmensamente grande. La combinación de rojo-negro-Zapata me mantenía en calma. Y así mi tape se borró hasta su siguiente boda (a la que no asistí por falta de poster).

Siempre he pensado que las bodas son perceptivas. Son sentidas. O quizás huelan y escuchen el pasado. Si es así, pues tendrán más razones para no quererme. Pues olerán a alcohol y frustración. Olerán, (si es que hay olor para eso) a lo que aún siento en el pecho al recordar la mañana siguiente de la boda de mi primo. Escucharán un ruidito, un suspiro quebrado, ahogado, amordazado. Sabrán entonces que fuí muy mala para resolver problemas y que mejor me los tomába. me los bebía sin calma.

Sabrán de mi mala fama.

Ahora lo entiendes? No es nada personal. Nada tiene que ver con el pasado ni con las razones que nos han mantenido y seguiran manteniendonos separadas. Y mucho menos que sea con él con quien te casas. Me he vuelto muy egoísta. Todo tiene que ver conmigo (lo siento, te mando un abrazo?) Por eso, y porque además ya paso (como todo) la fecha de tu boda, es que no fuí.

Han pasado algunos días de septiembre. Pasó la noche, pasó en vela y en calma. Pasaron hace tres horas mis deseos de contarte. Contarte esto, contarte que todo pasa. Que tienen razón los refranes. Ya no idealizo a Zapata, aunque extraño esa foto. Ya no me como las uñas, pero tengo otras manías. Yo no me bebo los problemas, ahora los vomito con letras. Ya no siento vergüenza. Ya Pasó. Ya no me siento sola, ahora estoy sola. Ahora me siento bien de elegir estar así, de vivir en unión libre conmigo y cuidarme en la enfermedad de la locura que vivo. Estar conmigo en la riqueza a la que no aspiro, hasta que yo, un día en que ocurra algo extraño, decida lo contrario.

P.S. por lo amigas que alguna vez fuimos. Sépase que no te hablo con sarcasmo. Es mi estilo, pero no mi intención. Por lo que si casarte (con él) y todo lo que eso implica te hace feliz, dejo en claro en todo lo anterior que rencores no te guardo. No podría. Así que con este mensaje que nunca entenderías te mando las mejores vibras.
Créanlo, es un buen deseo (aunque se me escuche hueco).

No comments:

The lesser blessed

I have to tell you something, I said, I’m not going to lie, I have to tell you I have this god-shaped hole in my  heart, and I think you do ...