Oct 13, 2005

Me siento perseguida. Ultimamente. Como casi siempre. Anoche entraba al cafe y, justo en la puerta donde acostumbro mirar haciendo que no miro, pero miro, peor miro, descubrí mi bolsa abandonada a su suerte. Tanta es la insignificancia de mis cosas, que pasaron ya dos años (dos años de pérdidas y de miserias) y mi bolsa sigue ahí. Sin emportarle a nadie. Sin importale a mí. Guardando dentro tu adiós con excusas y cafe tibio. Tu adios con sabor a doble shot de expresso. Amargo pero me despierta. Hoy, al encontrar mi bolsa, me divorcio de tu sombra.

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