Nov 1, 2005

Para M.G.


Escribe! Escribe y siente la culpa, dice Isabel. Yo, siento la culpa. A veces en las rodilas. Y otras, me da por escribir.

El compraba nieve cada que venía. Remendaba heridas picándome las muelas. Yo escogía los cacahuates (de esos que vendían en el Issste) Ella compraba cerveza. Fotografía perfecta. Cacahuates que auguraban tu visita en la madrugada. Pero aún así, yo te esperaba despierta. Soñaba con verte llegar, con abrirte la puerta. Que bueno que no fue asi. Que bueno que sus risas mezcladas me despertaban en la madrugada. Que bueno que me hacia la dormida para sentirme en familia. Para gozar como te parabas frente a la puerta mientras nos veías dormir. Sentimiento con el que a veces aún despierto. Dice la gente que un amor a medias no puede existir. A lo que yo aclaro, que siempre actúo con conveniencia, pues sólo recojo del pasado “una pequeña parcela. Pero, porque esa y no otra”? La edad y las experiencias, me dan el derecho automático a decidir que quiero recordar.
Yo recuerdo esas tardes y las nieves de la esquina en el calor de Mexicali, con tu compañía.
Recuerdo esas cartas que leía a escondidas. Las que ahora son mías. Talvez cursis pero mías. En las que profesabas el amor que hoy nos alcanza a las tres.

“Sabes? Te quiero, Te adoro! Recibe un abrazo prolongado. Suave, pletórico de amor” M.G.

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